Complicaciones del Trasplante
En el apartado quinto, de “Como se realiza el trasplante”, están descritas las complicaciones relacionadas con el período inmediato posterior al trasplante de progenitores hematopoyéticos.
Entre ellas se encuentra la enfermedad del injerto contra el huésped (EICH), que representa una de las principales complicaciones del trasplante alogénico, aquel en el que utilizan progenitores hematopoyéticos de un individuo diferente al que recibe el trasplante.
El principal objetivo del trasplante es lograr un control inmunológico de la enfermedad hematológica de base (más allá del efecto que tenga la quimioterapia o radioterapia utilizada previamente a la infusión de los progenitores).
Este “nuevo sistema inmunitario” (a lo que se llama injerto) que recibe el paciente está principalmente representado por linfocitos, y tiene la capacidad de producir una respuesta inmunológica ante cualquier elemento extraño al organismo del que proceden (donante). Por ejemplo, reconocen las células neoplásicas en el receptor y las destruyen, a esto se lo llama efecto del injerto contra la leucemia (como representante de todas las enfermedades neoplásicas hematológicas). Cuando la reacción inmunológica afecta los órganos o tejidos normales del paciente (que es el huésped o receptor), constituye la enfermedad de injerto contra huésped o receptor.
Esta reacción puede producirse, aunque el donante y el receptor sean totalmente compatibles ya que siempre hay diferencias entre ambos organismos, recordar la descripción en el apartado “donantes”. Se estima que los individuos tienen unos 20.000 genes, y para el trasplante se estudian sólo aquellos que son fundamentales para generar una respuesta inmunológica.
Esta complicación se previene mediante el empleo de fármacos inmunosupresores (como por ejemplo ciclosporina, sirolimus, metotrexato, metilprednisolona o micofenolato de mofetilo) y/o la eliminación de los linfocitos (ver "Manipulación de las células madre"). Actualmente es uno de los campos de estudio más importante en el trasplante de progenitores hematopoyéticos, por lo que es posible que su equipo de trasplante le ofrezca participar en algún ensayo clínico relacionado con la prevención de EICH. La duración del tratamiento preventivo es variable según el tipo de trasplante y la enfermedad que indicó el mismo.
Existen dos formas de presentación de esta complicación, la EICH aguda y la EICH crónica. Formalmente las clasificamos según el momento de presentación y forma de presentación.
La EICH aguda es la que ocurre los primeros meses post-trasplante y se caracteriza por afectar:
* la piel consistente en una erupción que, con mucho picor, puede llegar a afectar a todo el cuerpo y, excepcionalmente, evolucionar a ampollas y vesículas similares a las de una quemadura;
* aparato digestivo con diarreas acuosas y nauseas o vómitos
* el hígado, produciendo un aumento de la bilirrubina y cambios en el color de la piel que se torna amarilla, al igual que los ojos (ictericia)
Para establecer un diagnóstico de certeza es posible que deba realizarse una biopsia de alguno de los órganos afectados.
El tratamiento de esta complicación se basa en la administración de dosis altas de corticoides. Las formas severas de afectación son poco frecuentes y en algunos pacientes es necesario utilizar otros tratamientos inmunosupresores adicionales, para conseguir controlar la EICH.
La forma crónica de la EICH es la que se presenta a partir de los tres meses del trasplante, en cualquier momento, es muy frecuente y puede afectar hasta un alto porcentaje de los pacientes, pero las formas graves son cada vez menos frecuentes. Al igual que la forma aguda, se puede presentar en todo paciente que recibe un trasplante con células de otro individuo, aunque sea idéntico y aunque el paciente no haya desarrollado una forma aguda de esta complicación previamente.
Los controles establecidos con su hematólogo tienen como objetivo detectar en forma precoz signos de EICH crónico (además del control de factores de riesgo cardiovascular o el seguimiento de la enfermedad hematológica que indicó el trasplante)
Es importante que los pacientes conozcan cuáles pueden ser las manifestaciones de la EICH crónica para consultar a su hematólogo, precozmente.
Esta complicación puede afectar cualquier órgano del cuerpo y los síntomas dependerán de la localización y severidad de esa reacción inmunológica. Una forma de presentación puede ser la alteración en el crecimiento de las uñas, generando un problema fundamentalmente estético. En otras ocasiones puede afectar la calidad de vida como cuando afecta los ojos con un síndrome seco, la piel, genitales o las articulaciones. También pueden afectarse órganos como importantes como los pulmones.
Algunos de los síntomas que podrían estar relacionados con EICH crónico son:
- Picor en la piel, cambios en la coloración, en la textura, edema y endurecimiento
- Dolores musculares o articulares y limitación del movimiento
- Sensación de sequedad ocular o de la presencia de arenilla
- Molestia en la boca, con ulceras y/o sensación de sequedad
- Pérdida de peso no intencional
- Dificultad para respirar, limitación en la capacidad de ejercicio
- Molestias en genitales
En estos casos, es muy importante el diagnóstico precoz, que puede requerir hacer biopsias u otras pruebas, para comprobar el diagnóstico y descartar otras complicaciones que puedan simular la EICH.
El tratamiento inicial en general incluye corticoides, y en muchos pacientes requerirá tratamientos adicionales de inmunosupresión. Es posible que su hematólogo, si lo considera beneficioso le ofrezca participar en ensayos clínicos, ya que en los últimos años se están desarrollando más opciones de tratamiento para esta complicación del trasplante.
Es posible que, para optimizar el tratamiento, durante este tiempo, le visiten otros especialistas especializados en el tipo de afectación que tenga, por ejemplo, el oftalmólogo si la EICH es ocular.
Durante el tratamiento es fundamental cumplir con las recomendaciones de su hematólogo con relación a los tratamientos y medidas de prevención de infecciones. Además, es importante seguir otros consejos relacionados con el cuidado de la piel, higiene dental, dieta, el ejercicio.
Esta puede ser una situación muy estresante tanto para el paciente como para sus familiares o cuidadores. El tratamiento de la EICH crónica, en general es prolongado y requiere paciencia. Suelen presentarse altibajos con relación al control de la EICH con mejorías y nuevos algunos empeoramientos de la respuesta al tratamiento, que con el tiempo mejoran y se estabilizan.